En la actualidad el 80% de los adultos sufre de dolor de espalda. Una cifra muy elevada y a la que no damos mucha importancia, ya que, a veces, son molestias que sobrellevamos y a las que no hacemos mucho caso. Sin embargo, en España, las estadísticas sobre dolor de espalda (según datos de 2015), referidas sólo a la región lumbar, consideran la lumbalgia la segunda causa de baja laboral.

Las cifras dejan en evidencia la importancia de una dolencia infravalorada que nos perjudica en nuestro día a día y que con el tratamiento y ejercicio adecuado puede mejorar, mejorando así, también, nuestra calidad de vida.

Agudo y crónico son las dos variantes en las que se puede clasificar el dolor de espalda. El dolor agudo suele durar menos de tres meses, y se describe como dolor muy fuerte e intenso, generalmente, en la parte inferior de la espalda. Puede ser intermitente, pero por regla general es constante, sólo varía de intensidad. Puede estar provocado por una lesión o trauma, no tener causa conocida, algo bastante frecuente.

En caso de que el dolor se instale en nuestras vidas y dure más de tres meses, podemos llamarlo dolor crónico. Es un dolor intenso en una zona de la espalda y piernas, también conocido como dolor radicular. Puede ser el resultado de una lesión o tener una causa continuada, como daño en algún nervio o artritis.

Pero… ¿por qué nos duele la espalda?

Las causas de esta afección pueden se múltiples. Se pueden producir por levantar peso o por adoptar malas posturas o realizar movimientos incorrectos durante nuestro trabajo o realizando tareas cotidianas. Esta dolencia esta aumentando en personas jóvenes que aparentemente no realizan grandes esfuerzos físicos. Por tanto, cualquier persona puede sufrir dolor de espalda.

Aunque a pesar de todo lo expuesto existen factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir esta afección:

1.- El envejecimiento: a partir de los 30 ó 40 años, los discos intervertebrales se deshidratan y se degeneran. La artrosis es parte del proceso de envejecimiento. El uso correcto de la espalda, una buena postura y mantenerla con una buena movilidad puede reducir considerablemente la aparición de la artrosis .
2.- Falta de ejercicio regular: la falta de ejercicio puede provocar una lordosis lumbar (aumento de la curva lumbar) por acortamiento de los músculos posteriores. Igualmente, unos abdominales débiles y flácidos no dan a la espalda el sostén necesario. Por tanto, hay que evitar a toda costa el sedentarismo.
3.- Aumento de peso: una dieta alta en calorías y grasas puede conducirnos a sobrepeso y esto contribuye a que la espalda se esfuerce demasiado y cause dolor. Colabore a mantener una dieta sana y equilibrada, rica en frutas, verduras y fibras, evitando el exceso de grasas.
4.-Fumar: si usted fuma, es posible que su cuerpo no pueda llevar suficientes nutrientes a los discos de la espalda. La tos en fumadores contribuye a este dolor, y tardan más tiempo en recuperarse.
5.- Estrés y problemas emocionales: las preocupaciones por motivos económicos, familiares, laborales, cansancio, etc. pueden causar una situación de estrés y provocar tensión muscular (contractura) de los músculos de la espalda, sobre todo a nivel cervical.